martes, abril 1

Nicolás

Somos rastros.
Quiero decir, lo que somos, lo que queremos ser, lo que nunca quisimos ser.
Ahí es donde me intercepta Nick Cave.
Lo empecé a escuchar a los 9 años.
Y hoy, quince años después, sigue sonando, ahora en mi iPod (antes era en un magno casette).
Me gusta su actitud con el tiempo. El tipo no cambia, sigue en su línea, dentro de ésta va de acá para allá estéticamente.
Acaba de editar el maravilloso "Dig, Lazarus, Dig!", de esos discos que jamás sorprenden y jamás decepcionan.
Sigo queriendo ser Nick Cave.